Empieza hoy el primer Mundial de fútbol en África. 32 países participan durante 31 días en la mayor celebración del deporte más popular del planeta. Al igual que cuatro años atrás, la audiencia del Mundial será de 26 billones de personas, es decir, cada habitante del planeta verá tres partidos y medio de media. Es el inicio pues de una celebración global, el mundo se hace pequeño y se hablará de poco más en las próximas semanas. Y hoy Sudáfrica se parará, los comercios se cerrarán y las calles se vaciarán cuando a las 14:00 horas se inaugure el evento en el Soccer City de Johannesburgo, previo al partido inaugural entre los Bafana Bafana y México.
En algún lugar del estadio, Nelson Mandela saludará a la afición durante diez minutos antes de retirarse a casa. El primer homenaje será pues para el principal "arquitecto de la consecución del mayor evento deportivo del mundo", como dijo Joseph Blatter el día de 2004 en que se cedió a Sudáfrica su organización solamente una década después de la desaparición del régimen racista. "Me siento como un niño con zapatos nuevos", dijo entonces el anciano de 85 años.
El Mundial está sirviendo para acelerar la reconciliación de los blancos y negros, una fórmula que funcionó en el Mundial de Rugby del 95 y todo eso se recordará en la ceremonia inaugural que durará unos 40 minutos y será emitida a 215 países en todo el planeta. 85.000 privilegiados (incluido el presidente Barack Obama) lo presenciarán en directo.
Es el Mundial más lucrativo pero también el más caro de la historia. La FIFA ha ingresado 2.700 millones de euros por derechos de televisión y patrocinadores, 800 más que hace cuatro años. El país vive con euforia el inicio del evento. Temerosos que su participación deportiva sea corta, han iniciado las celebraciones al revés: con una rúa el pasado miércoles. El Mundial, pues, tiene color, sonido (las ensordecedoras vuvuzelas, reclamadas por los sudafricanos como su aportación original al fútbol) y desde hoy partidos.
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